Hector
La perfección es mi motor de vida
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- Abr 15, 2020
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Una sociedad donde la gente vive entre algodones, buenos tiempos, los primeros en los 300.000 años que existe el Homo Sapiens. Vas al supermercado y tienes comida, abres el grifo y tienes agua, si quieres ir a un sitio, jamás había sido tan sencillo, hay carreteras a donde quieras, puedes hablar con otros humanos que están a miles de kilómetros.
Vivimos en junglas de ladrillo y hormigón, hemos olvidado que es el campo, el barro, el frío, el calor, el hambre y la sed.
La gente vive un una burbuja que se cree que jamás explotará, pero si algo nos ha enseñado la historia, que todas las burbujas acaban tarde o temprano, explotando. Estamos perdiendo el lado humano y personal para volvernos en borregos del sistema, hacemos, compramos y pensamos lo que el sistema dicta. Y el sistema, NO OS QUEPA MENOR DUDA, cada día detesta más la virilidad, la testosterona y valores tradicionales, fundamentales en las sociedad cohesionadas y fuertes.
El hombre cada día es menos hombre, los niveles de testosterona están en mínimos históricos. Sin un ambiente que potencie la virilidad, muchos sucumben a la maldición moderna. Simplemente comparad al joven de 2020 con el de 1950. No es progreso, es progresismo.
Lo queremos todo hecho, porque la sociedad nos ha acostumbrado a eso, esperamos que el sistema nos dé algo porque pensamos que nos lo debe. Ya no luchamos por ello, tenemos miedo a salir de la zona de confort, cada día queremos depender más del estado y las grandes corporaciones, cada vez más nos das más miedo más cosas, cada día nuestra mentalidad está más colectivizada.
Una hombre fuerte de cuerpo y mente es un peligro para el sistema, un hombre débil de mente y cuerpo es un peón moderno, desechable. Un hombre débil depende del sistema, te tienen secuestrado. Un secuestro donde por desgracia la mayoría de la gente ha desarrollado un síndrome de Estocolmo donde harán todo lo posible para que el individuo y el hombre tenga el menor poder posible.
Te quieren débil y sumiso. DESPIERTA COÑO, lo más importante eres tú.
Vivimos en junglas de ladrillo y hormigón, hemos olvidado que es el campo, el barro, el frío, el calor, el hambre y la sed.
La gente vive un una burbuja que se cree que jamás explotará, pero si algo nos ha enseñado la historia, que todas las burbujas acaban tarde o temprano, explotando. Estamos perdiendo el lado humano y personal para volvernos en borregos del sistema, hacemos, compramos y pensamos lo que el sistema dicta. Y el sistema, NO OS QUEPA MENOR DUDA, cada día detesta más la virilidad, la testosterona y valores tradicionales, fundamentales en las sociedad cohesionadas y fuertes.
El hombre cada día es menos hombre, los niveles de testosterona están en mínimos históricos. Sin un ambiente que potencie la virilidad, muchos sucumben a la maldición moderna. Simplemente comparad al joven de 2020 con el de 1950. No es progreso, es progresismo.
Lo queremos todo hecho, porque la sociedad nos ha acostumbrado a eso, esperamos que el sistema nos dé algo porque pensamos que nos lo debe. Ya no luchamos por ello, tenemos miedo a salir de la zona de confort, cada día queremos depender más del estado y las grandes corporaciones, cada vez más nos das más miedo más cosas, cada día nuestra mentalidad está más colectivizada.
Una hombre fuerte de cuerpo y mente es un peligro para el sistema, un hombre débil de mente y cuerpo es un peón moderno, desechable. Un hombre débil depende del sistema, te tienen secuestrado. Un secuestro donde por desgracia la mayoría de la gente ha desarrollado un síndrome de Estocolmo donde harán todo lo posible para que el individuo y el hombre tenga el menor poder posible.
Te quieren débil y sumiso. DESPIERTA COÑO, lo más importante eres tú.
